lunes, 23 de noviembre de 2015

El Discipulado en la época de Jesús



Comprender el trasfondo histórico del discipulado en la época de Jesús ayuda a entender con claridad el sentido real de ser y hacer discípulos para cumplir genuinamente el primer mandamiento que él dio a los once después de su resurrección (ver Mateo 28:19) y por extensión a la Iglesia del Señor; y a su vez, la Iglesia se previene de caer en el error de confundir y mezclar el concepto bíblico de discipulado con los pensamientos hoy reinantes en cuanto a la enseñanza y el aprendizaje, no porque estos sean malos en sí mismos, sino porque no serían genuinos; al caer en este error, aunque se utilizarían las mismas palabras de Jesús (discípulo, haced discípulos, maestro), no se estaría hablando de los mismos conceptos y por lo tanto del mismo proceso que tanto éxito ha tenido en extender el reino de Dios hasta nuestros días, a menos que comprendamos estas palabras en su genuino trasfondo histórico.



Rescatar el concepto real del discipulado (hacer discípulos) es recuperar la esencia de la misión de la Iglesia que se ha perdido en el afán de entretener a la gente con el fin de llenar ambientes, lo cual ha dado como resultado un cristianismo sin-discipulado (Magnus, 2013, p9) es decir, un cristianismo estéril, inútil y hueco, lo que Bonhoeffer (1968, p 42) describe como un cristianismo basado en una



Gracia barata (que) es prédica del perdón sin prédica de arrepentimiento, es bautismo sin disciplina eclesiástica, es cena del Señor sin confesión de pecados, es absolución sin confesión personal. Gracia barata es gracia sin discipulado, gracia sin cruz, gracia sin Jesucristo vivo y hecho hombre

El punto de partida para comprender el discipulado en la época de Jesús es comprender uno de los títulos que se le dio a él: Rabí (ver Juan 1:38; 3.2; 4.31; 6:25, 9:2, 11:8, 20:16) que según Lockward (2003, p 867) es un título honorífico con el cual los judíos llamaban a las personas expertas en la enseñanza de la Torá y es el equivalente a “Mi Maestro” . Para Magnus (2013, p9) era el nombre que se usaba para referirse a un maestro judío que tenía discípulos, que pasaban la mayor parte del tiempo con él y que muchas veces llegaban a vivir con él. Para un discípulo de un rabino su meta era aprender la Ley, y también practicarla diariamente. Antes de Cristo son conocidas dos escuelas rabínicas la de Hilel (70 a.C – 10 d.C) y la de Shamai (50 a.c – 30 d.C) las cuales se oponían entre sí en la interpretación de las Escrituras Hebreas. También Juan tuvo discípulos y otras sectas judías como los zelotes, y los esenios tuvieron seguidores. 

Así que, si Jesús era reconocido como Rabí, entonces era aceptado como docto en la ley, como alguien que enseñaba con autoridad (ver Mateo 7:29) y sus discípulos eran partidarios comprometidos y dispuestos a someterse a sus enseñanzas de acuerdo con la interpretación que Jesús le daba a las Escrituras. Muchos pasajes de los evangelios deben ser interpretados bajo esta óptica, pasajes cómo: 

Pero ustedes no busquen que los llamen “Rabí”, porque sólo uno es el Maestro de ustedes, y ése es el Cristo; todos ustedes son hermanos. Ni llamen “padre” a nadie en la tierra, porque sólo uno es el Padre de ustedes, y él está en los cielos.  Tampoco se hagan llamar “maestros” porque sólo uno es su Maestro, y es el Cristo.  (Mateo 23: 6- 10 RVC)
Según Keener (2015, p 103) a los rabinos se les veneraban de diversas maneras y también se los llamaba afectuosamente “padre” como si sus discípulos fueran sus hijos que les deben autoridad y honra respectiva. Jesús es el único maestro a quien se le debe tal honra, porque es el que tiene la interpretación correcta y verdadera de las Escrituras, es más, él mismo encarna la Palabra y su exégesis (ver Juan 1: 1-18) Y a ningún maestro de la tierra se le debe llamar padre, puesto que esté título sólo le pertenece al Padre Celestial. La relación de discipulado que tenemos aquí en la tierra es de “hermanos”. Así que el modelo Paternal de discipulado del cual habla (Magnus, 2013, p 8) en el cual hay un padre espiritual y un hijo, según Jesús, sólo es correcto en referencia a él y a su Padre.


También se puede tomar como ejemplo el siguiente pasaje: 

“Lleven mi yugo sobre ustedes, y aprendan de mí, que soy manso y humilde de corazón, y hallarán descanso para su alma; porque mi yugo es fácil, y mi carga es liviana.” (Mateo 11:28-30 RVC)

En Hechos 15:10 la palabra yugo es referida como sinónimo de enseñar a los discípulos la observancia de la circuncisión, en este sentido yugo es un tipo de enseñanza referida a la ley. La interpretación de un rabino era vista como el yugo que pone sobre su discípulo y consecuentemente el discípulo voluntariamente quedaba ligado, unido o enyugado a su maestro. Jesús como Rabí está invitando a: 1) ligarse a él a través de sus enseñanzas 2) imitarlo, esto es también aprendizaje por modelaje. Aprender de él (manthetes) llevaba al descanso, a la libertad del legalismo farisaico de la época.



Otro trasfondo que influye en el discipulado del tiempo de Jesús es la cultura Greco-romana, para ellos la relación maestro-discípulo se usó por los grandes filósofos griegos, como Platón, Sócrates y Heródoto quienes tenían aprendices que le seguían en una relación de sumisión. Muchas veces los discípulos escogían a sus maestros y tenían que pagar un precio por ello. La escuela Peripatética de Aristóteles se caracterizaba por pasear a sus discípulos mientras enseñaban, esto también era un rasgo característico de la forma de enseñar de Jesús. 



En conclusión en la época de Jesús ser discípulo no era ser solamente un estudiante que aprendía lecciones, sino que era uno quien se sometía a las enseñanzas de su maestro y se comprometía a cumplirla en una relación de obediencia, honra y lealtad. Evidentemente Jesús establece un modelo de discipulado único debido a la naturaleza de sus enseñanzas, demandando exclusividad ; sin embargo esto no significa que no tenga elementos propios de su época. El mandato de hacer discípulos es el mandato de buscar seguidores de él que estén comprometidos a cumplir y promover sus enseñanzas. 

Lic. Carlos Fuenmayor






No hay comentarios.: